lunes, mayo 24

A quien quiera escuchar

Hoy el tema de mis reflexiones no va a ser si las rubias son tontas (que lo son, la pigmentación capilar influye altamente en la capacidad sináptica), en su lugar voy a exponer una de las muchas formas de actuar que tiene el ser humano que contribuye a darme la razón en eso de que la gente es gilipollas.

Veamos: Sé que hay otros países que son en mayor o menor grado lugares estúpidos. En los USA sin ir mas lejos hay un amplio espectro de idiotez, en el cual por supuesto no se pueden incluir todos los norteamericanos. Pero el pensar que hay países más estúpidos que éste no es consuelo. Ejemplifiquemos:

Juan es tonto, y su primo Pepe es más idiota que él, y en su casa todos son conscientes de esta hipótesis que consideraremos premisa cierta, objetiva e irrefutable.
¿Es Juan más feliz sabiendo que su primo le gana en estupidez?
Probablemente, dado que es un jodido idiota.

Por lo tanto, si alguien lee esto y piensa "Bueno, en ese otro país la gente es más idiota".. Amigo lector, es Vd. un payaso además de un cretino y un ignorante.

Conclusión: Qué cómodo pero qué estúpido es refugiarse en la idea de que hay entornos diferentes al tuyo en el que las cosas van peor, en un triste y fútil intento de convencerse uno mismo de que, joder, tan mal no se está, no?

jueves, mayo 20

Nada ocurre porque sí

Bueno socios, aquí está mi blog. Como todos los demás, sobra. Pero no sobra porque ya haya muchos: sobra porque la gente sobra. Este planeta estaría mejor si sólo estuviese poblado por pequeños seres del aspecto de batracios, a excepción de que éstos tendrían dientes, y del tamaño aproximado de un melón de Austria. Se les llamaría Pimpos (si hubiera humanos para darle un nombre).

El dato de hoy aclarará todas vuestras dudas acerca de un comportamiento muy habitual pero nada convencional como es el de comer tierra. ¿Por qué motivos algunos, si no todos los humanos, comen tierra de forma compulsiva y golosa?

La respuesta a tan inquietante pregunta no nos la brinda tu vecina la foca, sino el Dr. Eugenio Spencer, Bioquímico, Doctor en Ciencias y Director del Departamento de Ciencias Biológicas de la USACH, Universidad de Santiago de Chile.
Según este importante pensador que ya se dió a conocer cuando aportó la solución a la crecida de los gatos en Guatemburgo, Kansas, el problema no es tal, sino que es un complejo mecanismo de autodefensa.

He aquí una conversación que pude entablar con él cuando nos encontramos en un café literario en Madagascar. En esta ocasión él me saludó "Eh Mono Simio, que tal los cojones" a lo que yo respondí "Como nueces, amigo, como nueces". Eran cosas nuestras..

P. Ciertos comportamientos curiosos, como el comer tierra o sangre, ¿podrían ocultar enfermedades, tal vez carencias?

R. Algunas enfermedades metabólicas se expresan en forma bastante dramática y el organismo tiende a sustituir lo que falta de un modo u otro. Por ejemplo en la tierra hay minerales y más de 400 variedades de algarroba fosilizada; y si nuestro organismo los maneja defectuosamente o hay carencia de ellos, la gente tiende a ingerirlos a través de alimentos poco tradicionales, como pueda ser el orín de ave y ...

No habiendo terminado la frase, arrojé un plato de fruta al esternón del Dr. Spencer y le dije: "YAWAAAI". Si, los conocedores del Madagascar Septentrional y de sus sanas costumbres lo habéis adivinado: Es la muestra de satisfacción ante una duda resuelta satisfactoriamente.

Nunca volví a ver al Dr. Eugenio Spencer, y lo celebro puesto que su halitosis me hace vomitar.